En diálogo con EL LIBERAL Guzmán relató con emoción la satisfacción que siente al recibir semejante distinción: “Para mí es una satisfacción enorme. No sólo en lo personal sino por toda mi comunidad del Albardón. Gracias a ellos, que cada día me permiten tomar fuerza para seguir trabajando por la educación de nuestros niños”.
“Este reconocimiento nacional nos permitirá abrir nuevas puertas para que se conozca nuestra institución, una escuelita del interior santiagueño, ubicada en una zona de los bañados del río Dulce; a pesar de ello, nada hace que bajemos los brazos y seguimos inculcando valores y conocimientos a nuestros pequeños”, agregó.
Cuando le informaron las autoridades del Consejo General de Educación de la provincia su emoción trepó hasta las nubes: “Actualmente tengo una emoción que no puedo explicar con palabras. Nunca hubiera imaginado que tan distinguida consideración me honrara en esta actividad que tanto quiero y a la que le dedico muchísimas horas de mi vida”.
La noticia del premio que recibirá de las autoridades educativas nacionales, la remontó con ojos empañados por las lágrimas a sus inicios como educadora “Llevo más de 24 años de servicios, viajé de Santiago capital a este rinconcito del sur santiagueño a enseñar a mis alumnos, a pesar de las adversidades de los caminos y especialmente de ser una zona de bañados casi todo el año, donde debemos convivir rodeados de agua con todo lo que ello implica”.
“La docencia para mí es una vocación de servicio al prójimo, donde no sólo me quedaba meses lejos de mi familia, especialmente de mi hijo y mi madre quienes me decían: ´¡Mamá pareces Sarmiento´! Nunca quieres faltar, nadie te va hacer un monumento por todo lo que le dedicas a la escuela!´. Y yo les decía, no quiero reconocimiento, sólo que los niños y esta comunidad de Albardón tengan las mismas posibilidades que todos, donde lo poco que pueda aportar se pueda cambiar su realidad y que no sea una zona olvidada, porque existen muchos sueños y anhelos que merecen ser tenidos en cuenta”.
Actualmente, Karina vive en Sumampa, donde se siente una hija por adopción, ya que en ese lugar también hubo mucha gente que la ayudó a cumplir buena parte de sus sueños y los de su comunidad educativa de la escuelita N° 578.
Fuente: elliberal.com.ar
