“Es increíble. Desde hace dos años que no tengo una salida. Hay un Rottweiler que pertenece a un vecino. Dos o tres veces en el día ingresa en mi casa y no puedo echarlo”, manifestó Closas ayer en diálogo con EL LIBERAL.
El caso, que devino en muchas crisis nerviosas del denunciante, llegó el viernes a la Unidad Regional Nº 2 y de allí fue derivado a la Comisaría 14.
No fue todo. En la víspera recaló en el mismísimo Concejo Deliberante y la Defensoría del Pueblo, esta última a cargo de Eduardo Carabajal.
“Ya le hemos informado al vecino que desde hace dos o tres meses está vigente una ordenanza, cuyo órgano de aplicación es el municipio y el Juzgado de Faltas”, señaló brevemente el autor del proyecto original, Juan de Dios Enríquez.
La norma aludida prevé altas multas para quienes se desentendieran de sus mascotas.
Dueño y señor
“El jueves a la noche volví cansado del trabajo”, ahondó Closas. “Como siempre, el perro se había instalado en casa y no había manera de sacarlo. Estuve como media hora afuera. No culpo al animal, sí al dueño que sabe esto y no hace nada para solucionarlo”, se lamentó.
Confió en que desconoce el porqué de tanto empecinamiento del animal, pero intuye que es “porque de chiquito solía usar la casa de baño. O bien, porque en la de sus dueños no hay nada de tierra”.
Más adelante, dijo que recibió sugerencias sensatas y otras alocadas. “Una vez un policía me dijo: ‘Matalo’. Cómo pueden contestarme eso, si ya hay una ordenanza. Es simple, alguien debe dar cumplimiento y terminamos el problema”, expresó.
Dejó en claro que no se trata de una situación sarcástica. “Por el contrario, es un Rottweiler que temo, pero al que debo retar porque no me deja entrar a mi propia casa, de la cual se ha convertido en intruso o usurpador. Ni sé cómo llamar la situación, porque me genera hasta vergüenza e impotencia”, finalizó.
Fuente/ elliberal.com.ar
