Las usinas no respondieron y en nuestra provincia, EDECAT bajó la tensión restringiendo el servicio para proteger sus equipos.
La enorme demanda eléctrica provocada por el uso de calefactores y equipos de aire acondicionado, la escasez de gas y la falta de inversión en nuevas usinas se combinaron ayer, una vez más, para dejar el sistema eléctrico al límite y provocar, cerca de las 19 en Buenos Aires, un apagón generalizado que duró, según la Secretaría de Energía, alrededor de una hora.
Se notó en Barrio Norte y en Palermo. Horas antes se habían advertido interrupciones en Lanús. Fue un día difícil. El sector eléctrico argentino está, desde ayer, atravesando las 72 horas más críticas de los últimos 15 años, según admitían anoche algunos ejecutivos privados.
Por la mañana, Cammesa, la firma mixta que administra el suministro nacional, envió una comunicación con carácter de urgente a las distribuidoras con un mensaje: debían instar a sus grandes y medianos clientes, todos ellos empresas, a una "restricción voluntaria de demanda" entre las 18 y las 22. Así, debieron dejar de utilizar luz varias pymes y grandes compañías. Algunas cumplieron y otras no.
Hubo desde temprano reuniones en los entes reguladores de electricidad y de gas. Y el sistema llegó, por el uso de calefactores, al nivel más alto de demanda en su historia a las 19.25, con 18.267 megavatios.
En el Gobierno se quejan porque creen que el pedido de restricción voluntaria de las distribuidoras a las empresas no tuvo éxito. "Acá todos se hacen los tauras. Cuando hay que sacar, las empresas están todas. Pero, cuando hay que poner, no queda una sola", se lamentaron en el Gobierno. "Les tienen miedo a los juicios", explicaron.
