Su muerte abrió muchas interrogantes sobre la relación que mantenía con la víctima. Según fuentes del entorno, el hombre de 38 años la había conocido a través de la red social Facebook hace un año.
Figola tenía dos domicilios: uno en La Paternal, a 19 cuadras del domicilio de Daiana, y otro en Palermo, en Cabrera 6057, a 50 metros de la esquina en la que la joven había sido citada.
Para los investigadores, su perfil no se ajusta al típico “psicópata”. Abrumado por el crimen, ni siquiera intentó negar el hecho u ocultar su responsabilidad. La culpa lo llevó a buscar la redención en la muerte. “Perdoname papá, me mandé una cagada”, fue su último mensaje.
La empresa donde trabajaba se encuentra “cerrada por duelo”. La encargada del edificio vecino no reconoció a Figola, sin embargo, uno de los dueños admitió que era empleado.
Daiana García, de 19 años, desapareció el viernes último cuando fue a una entrevista de trabajo en el barrio de Palermo; había quedado en cenar con una amiga, pero nunca llegó a la cita aunque la víctima le aclaró que se dirigía hacia allí, en auto.
El cadáver -semidesnudo- apareció en un terreno debajo de un puente, al costado de las vías del tren, en Llavallol, pero la joven recién fue identificada ayer, lunes, en la Morgue de Lomas de Zamora.
Los peritos señalaron que murió como consecuencia de una asfixia (tenía una media en la boca) y precisaron que en principio no se veían signos de un abuso sexual, aunque habrá que aguardar más estudios al respecto y plantearon que el homicidio se habría cometido en otro lugar.
Fuente. diario26.com
