económico fundamental para sobrevivir perecieron bajo las grandes lenguas de fuego en una zona montuosa de la localidad de Taquello, a casi 20 kilómetros de Las Termas. Aseguran que fue el incendio fue provocado para limpiar el campo y destinarlo a la siembra de soja.
Juan Evangelista Juárez (75) y su esposa María Concepción Cajal (74) no salen de su amargura. Ayer radicaron la denuncia en la seccional 40ª de Las Termas para establecer los autores del hecho que consideran “criminal”, por la matanza indiscriminada de sus animales, entre ellos, dos padrillos (chivos reproductores) que les erogaron una importante suma de dinero para poder luego comercializar las crías.
En las imágenes tomadas por la familia se refleja decenas de cabras apiladas sin vida, quemadas por el fuego que las consumió sin piedad. “Hay un empresario que compró unas tierras a unos vecinos y el sábado pasado se vio a los obreros quemando el monte, y dentro de estas tierras se encontraba mi majada de cabras. Sobrevivieron dos solamente, había cabras por parir que murieron quemadas con sus crías afuera. La policía sacó fotos y estamos esperando novedades”, relató Juan Juárez.
En el interior santiagueño es común que la gente que se dedica a la cría de animales los libere con las primeras luces del día para que se alimenten en el monte, para encerrarlos en corrales cuando cae la tarde.
“Me siento muy mal, mis animales eran la única fuente de ingreso que tenía con mi esposa –se lamentó el hombre- pude criar a mis ocho hijos con la venta de cabritos y vea lo que me pasó, fue una masacre. El sábado a las 14 se produjo el incendio y tomamos conocimiento el domingo, el encargado de ese campo nos mandó a decir de lo sucedido con el hermano, que los animales estaban quemados. Cuando vimos nuestras cabras nos queríamos morir, fui a la policía y sacaron las fotos. Las cabras estaban en el campo abierto del productor y justo ese día prendió fuego, fue un día de viento”, narró el pequeño productor de 73 años.
Agregó: “Pienso que la muerte de mis animales es intencional, las cabras estaban amontonadas a 100 metros donde vive el encargado del campo privado. Nosotros tenemos 200 hectáreas con título de la propiedad. Las mías están cercadas porque tengo unos pocos animales yeguarizos.
Es la primera vez que nos pasa esto, me contaban pobladores de localidades cercanas que le hicieron lo mismo, porque quieren presionar para que les vendan las tierras para producir soja.
Pido a la justicia y que pronto me den una respuesta, la Dra. Vitar (jueza de Crimen Segunda Nominación) me prometió que agotaría todas las instancias para resolver esta situación que le toca vivir a mi familia”.
fuente/ www.elliberal.com.ar
