Diseñador gráfico e ilustrador infantil desde los 90, vino al BAN! a hablar de algo que le sienta muy bien, qué otras cosas puede decir una trama policial.
Ocurre que hace 26 años, justo desde su fundación, coorganiza la Semana Negra de Gijón, un clásico dentro del género negro por el que pasaron escritores tan disímiles como Juan Gelman y James Thompson
"Me gustan los happy endings -apunta-, el mejor invento americano que ha habido nunca", suelta De la Calle en lo que será el único halago al "imperio" que hará durante la conversación que mantuvo en el hotel que lo albergará hasta el sábado próximo en la ciudad, cuando culmine el encuentro que se lleva adelante en el Centro Cultural San Martín ubicado en Sarmiento 1551.
Su fascinación por Latinoamérica hizo que la historia cultural del continente, ficcionada, fuera eje de sus dos novelas gráficas, la ya editada "Tina Modotti" y la tentativa "Flores del mal" en proceso, donde a través de pintores como León Ferrari o Marta Minujín repasa el quiebre de los 60 y 70, "es como repasar las guerras independentistas de hace 200 años pero esta vez contra Estados Unidos en lugar del imperio español", grafica.
De la Calle no pierde oportunidad de hacer justicia con un género cada vez más mestizo que permite que "todo ocurra", el policial negro, y destaca el poder "popular" de la literatura y sus festivales "como una forma de volver a la oralidad, a esa parte vital de la literatura que es compartir historias".
"La literatura es entretenimiento reflexivo, fiesta de la cultura, no puede ser otra cosa, y estos festivales permiten encontrarte con tus lectores y romper el cerco que hace que un argentino no sepa qué publica el país vecino, con la enorme ventaja de nuestra lengua: 30 países para visitar que nos entienden sin intermediarios, algo maravilloso que no aprovechan las editoriales, no se les ocurre que el idioma es un arma, una fuerza", se queja.
Su idea de la escritura tiene visos de misión: "como escritor tienes que contar el mundo a gente que quiere entenderlo, y eso no es posible si estás todo el día sobre el tablero dentro de casa".
Esto tiene su correlato en el género negro, "tocado por otra veintena de otros géneros permite narrativas que lo trascienden ampliamente", asegura y cita el caso de ´Estrella distante´, la novela en que el chileno Roberto Bolaño "parte de la investigación usando todas las estrategias literarias del policial para hablar de otras cosas, la dictadura chilena, una forma de arte, otros escritores".
En la historieta esto lo muestra genialmente Hugo Pratt con ´Todo a media luz´ -´Tango´ en Francia y ´Corto maltés´ en Argentina-, quien "usó todos los artificios del policial para describir una época, la Patagonia, la inmigración polaca judía en Argentina, los estancieros".
Es que para él "la partida de la novela se juega en su estructura, en cómo está contada, ¿Cuál es la gracia de ´Babel´ o ´Nueve gramos´? La forma, una historia lineal fragmentada en el tiempo; después de ´Rayuela´ es muy difícil lograr algún quiebre; fíjate en el filme ´Blade Runner´ que es ciencia ficción pero también novela negra (ir y matar a alguien) y de diseño, algo súper complicado que ni su autor ha podido superar".
Mientras trabaja en su nueva novela gráfica -Felipe Noé es otro de los pintores a través de quienes narra "las guerras de liberación latinoamericanas, una ficción que los muestra exilados y hechos una mierda en Europa"-, carga sobre su propia cultura, "somnolienta y desorientada".
"América está más viva que Europa, no es una mirada romántica, es algo que ve un europeo al venir aquí, un movimiento como el de los indignados reúne 10.000 personas en la Plaza del Sol en Madrid y eso ocurre todos los días en El Zócalo de México, maestros, obreros, estudiantes, pero eso en Europa es noticia", consiente.
Su primera novela, "Tina Modotti", utiliza a la fotógrafa italiana para contar la primera mitad del siglo XX, "ella era amiga de Pablo Neruda y Augusto César Sandino, fue alumna de Edward Weston, padre de la foto norteamericana, heroína de la Guerra Civil Española, novia del fundador del partido comunista cubano Julio Antonio Mella.
Ese montón de creatividad de los años 20 y 30 no se repitió hasta los 60 y 70, por eso me gusta ese período", explica.
"El pop latinoamericano fue mucho mejor que el neoyorquino, sin duda, porque estuvo cargado de ideología -refuerza-, resistirá más tiempo ´La civilización Occidental y Cristiana´ de Ferrari (la obra más reproducida en las redes sociales a su muerte y también en su novela en proceso) que el Mickey de Andy Warhol".
"Según avance la civilización, con Ferrari irás leyendo cosas diferentes, pero en el Mickey de Warhol leerás siempre lo mismo, tú fíjate, este es el país que produce el primer Papa latinoamericano, ya es otra lectura, ese cuadro conduce a este presente", lanza.
Y redobla la apuesta: "La novela del siglo XX es latinoamericana, no hay un sólo novelista español que esté a la altura de Julio Cortázar, del mexicano Juan Rulfo, el uruguayo Juan Carlos Onetti o el cubano Alejo Carpentier".
"Nunca puedes dejar de nombrar a Jorge Luis Borges y lo mismo con el cómic, una historieta de tres páginas como ´Richard Long´, de Héctor Germán Oesterheld y Alberto Breccia es como un Borges y un Picasso en otro lenguaje", concluye.
Fuente: Télam