Detrás de las ventanas empañadas de la memoria nos dirán:
-¡Siempre volveremos!
Y el tren de la memoria comenzaba la marcha.
Cada estación sería una nota en el concierto de los recuerdos, con silencios, sonidos y tintes propios.
Llegar a ellos era buscar en los ojos de las gentes las mismas esperanzas, alegrías, tristezas.
Nuevas bienvenidas y nuevos adioses.
Aunque siempre serán otras personas, los sentimientos serán los mismos.
Serán las vías del tren de la memoria.
-¿Algún día subiré?
-¿Vendrá alguien a llevarme?
-¿Viajaré con ellos? O ¿Me quedaré aquí?
-Si me voy, ¿quién los recibirá?
-Si me voy, ¿quién los despedirá?
-Si me quedo, ¿nunca viajaré?
El recuerdo es como el tren, necesita moverse sobre un camino estable y ése siempre serán los sentimientos, que como las vías, sirven para partir y para regresar. Una parte se va y otra se queda para que, cuando vuelvas, tengas bienvenidas y hasta prontos.
Y detrás de las ventanillas la sorpresa de lo nuevo y la promesa del camino.
Algunos dirán que el tren es para el progreso.
El Guardapalabras dira:
-Es para la gente que se va, que viene o que pasa.
-Una bolsa de mercaderías es sólo una bolsa. Se carga y listo, no se la despide ni se la llora. Sólo se va o sólo viene. No viaja, sólo se traslada. Sólo las personas son capaces de los sentimientos y de atesorarlos en sus memorias.
-¿Qué pasará cuando sólo queden las vías y las tapen el pasto del olvido?
- No existe el olvido para estos sentimientos. Sólo el recuerdo tiene el poder de la resurrección.
Por la vía viene el tren de Los Guardapalabras. Y viene cargado de risas y lágrimas. De Bienvenidas y hasta prontos. De esperanzas y de ilusiones. Siempre habrá alguien que se parezca a Usted y salgamos a recibirlos.
Llegaremos a ellos y viajaremos con ellos.
Los recibiremos y los despediremos.
Por las vías viene el tren de Los Guardapalabras cargado de memorias.
Salgamos a ofrecerles las nuestras.
Juan Carlos Nieto
