Cabe recordar que el pasado 23 de febrero, el sector del boliche sufrió el primer gran golpe al desplomarse una de las cúpulas de las pistas. Este suceso fue dos días después de un sismo de mediana magnitud que se registró en la zona y en una temporada veraniega atípica por la cantidad de lluvias registradas.
Teniendo en cuenta la gravedad del hecho, desde la Secretaría de Obras Públicas, el Arquitecto Gustavo Marcial dispuso ese mismo día la clausura de todo el complejo, ya que todas las estructuras que forman parte de este complejo turístico poseen características similares a la siniestrada, o sea al boliche Kasama.
Desde aquel 23 de febrero y hasta la fecha se puede ver como el complejo se va deteriorando, más ahora sin ningún tipo de mantenimiento.
El gigante que alguna vez supo ser, con el boliche más exótico de la región, siendo parte de “la postal obligada” de cuanto turista visitó Santa María, hoy se desmorona y deja solo el recuerdo de buenos momentos, de cientos de noches entre amigos, de noviazgos, encuentros, sonrisas y más. Hoy se derrumba de a poco, pero dejando ese sabor a amistad y dejando su mejor recuerdo a cada santamariano, a cada visitante…