Varios de los libros de la profusa obra de este poeta paraguayo fueron editados en la Argentina, como por ejemplo "La Nave", "El arte de la sombra" y "Estrella estremecida".
"A lo largo de numerosos años y de numerosas lecturas públicas en Buenos Aires, tengo, por suerte, lectores que manifiestan su interés en los poemas que escribo", explicó el autor.
Sobre sus influencias literarias y vecindades, Rauskin mencionó a Rubén Darío ("nos enseñó a reconocer la música que duerme y despierta en las palabras"), Jorge Guillén ("su compañía es valiosa para luchar contra la visión decadente de tantos libros que nos llegan") y José Hernández ("el ´Martín Fierro´ vive en mí desde la infancia").
En la contratapa de "Esa mansa tristeza", el poeta argentino Leónidas Lamborghini (1927-2009) asegura que se trara de "poemas translúcidos, es decir atravesados por la luz, pero escondiendo al mismo tiempo, tras su materia, aquello que sin embargo dejan entrever; que sin poesía no hay mundo, que sin ella no hay hombre".
Así cuenta Rauskin su amistad con Lamborghini: "Nos veíamos seguido cuando yo pasaba algunas temporadas en Buenos Aires. Me interesa el sostenido desarrollo de su poética a partir de lo gauchesco y la parodia que en su obra va de lo clásico a lo grotesco".
El texto de la contratapa surgió de una presentación que le hiciera Lamborghini en ocasión de ofrecer ambos una lectura en Buenos Aires, palabras que luego el argentino le ratificó por carta.
Si en libros anteriores cobraba espesor una simbología vinculada a la naturaleza -el sol, la lluvia-, en su nuevo libro cobra protagonismo "el viento" que es soplo de vida.
"Para mí, el poema, cuando no es un cuadro, es una suerte de partitura"
"Es el portador de un mensaje que no siempre se quiere oír en una época en que la palabra ´mensaje´ parece haber sido destituida del horizonte de la página escrita, como si la poesía no fuese realmente el arte del significado", explicó el poeta paraguayo.
Ese viento "nos trae la solidaridad de lo viviente con lo viviente, y también nos recuerda la necesidad de los milagros fuera de la teología de los mercaderes: quiero decir viento y digo soplo de pura y humana esperanza".
En esa brisa viajan el movimiento y la libertad que rezuman las búsquedas estéticas de Rauskin, con poemas que se mueven a gusto entre los juegos fónicos y la canción, el diálogo y el pasaje narrativo, asumiendo diferentes registros, tonos y sonoridades.
"Para mí, el poema, cuando no es un cuadro, es una suerte de partitura -describió-. El carácter melódico de los versos, el ritmo que sostiene al poema, los juegos del sonido y la rima, forman parte del significado; no del contenido general, pero sí del significado poemático".
El universo de lo cotidiano entre las minucias terrestres, la vida: "Sí. La vida diaria, cruzada por destellos de trascendencia lírica, ése es el núcleo de mis libros. Lo que escribo tiene que ver con la vida de mucha gente, y claro, con la mía".
La poesía, lejos de cargar los tonos, lo altisonante, lo epopéyico, asume un aire de levedad, "de suspiro de brisa", de gesto sutil, despojado: "Así la veo, así la siento. Me dedico a bajar los decibeles y a usar un sonido como el del piano suave del jazz suave, como Tommy Flanagan en su versión de ´But beautiful´".
Uno de los poemas contundentes de"Esa mansa tristeza" es "Ronda para los buscadores de tierra", un texto que martilla con una línea a manera de estribillo -"buscar tierra en la tierra"-, un verso abierto a numerosas interpretaciones en un arco que va de lo metafísico a la urgencia de procurarse un espacio para vivir, para trabajar, para morir.
Ante estas lecturas diferentes, Rauskin aclara que el poema surgió de una realidad penosa y antigua: "Una larga crónica sobre la infructuosa búsqueda de tierra de los campesinos que padecen, desde hace mucho tiempo, la realidad social más lacerante del Paraguay. Yo he tomado partido por ese grupo de campesinos y mis versos acompañan, en la medida de lo posible, su marcha y su reivindicación".
Varios son los momentos de "Esa mansa tristeza" donde el poeta civil enlaza su voz a las penurias de los "innumerablemente numerosos/ y unánimemente anónimos"; a la rebeldía, a la huelga, al trabajo en una cantera que es a la vez presidio, a la denuncia del funcionario banal y venal, para expresarse así sobre el registro de los hechos: "La historia que nos toca vivir teje su tela./ Es una araña laboriosa, barroca"
El amor -"Eva es un paraíso nunca perdido", aaegura- es otro de los temas que recorre la obra de Rauskin: "Así es; los poemas de amor ocupan un primerísimo lugar en mis escritos; el tema permite una palabra a la vez intensa y delicada, individual y colectiva".
"Creo que el amor enriquece a todos aquellos temas con los que entra en contacto, sea la naturaleza o la desventura de vivir penando lejos".
Rauskin aseguró que el personaje de "Ahí va Eva", una mujer cortada en dos por un mago en el teatro del pueblo, lejos de ser una ficción, existió.
"Recuerdo muy bien los lejanos domingos en que el teatro de variedades era una realidad para todos; recuerdo al hipnotizador y la mujer serruchada". Es la misma a la que el poeta hace levitar sobre la hoja en blanco en su último trabajo.
Fuente: Télam