En Los hermosos días de Aranjuez una mujer y un hombre sentados frente a frente en silencio se conectan con el tiempo (interno e histórico). A veces hablan de amor. "¿Están bajo un hechizo? ¿Qué hechizo? El desasosiego que sienten amenaza las reglas del juego", escribe el autor de La mujer zurda.
El desasosiego -como en todo Handke no es un destino sino un estado espiritual- que gana a los protagonistas y lo que hubiera ocurrido en más tiempo, ocurre en menos, hundiéndolos en esa angustia sin objeto que no es miedo y tampoco soledad. Acaso sea la respiración del austríaco.
Fuente: Télam