"El Programa Productivo Tecnológico y Social está vigente desde el 2006 y se realiza en 135 escuelas técnicas de todo el país, que reciben directamente la financiación del Ministerio, aunque los alumnos de unas 300 escuelas trabajan también de una u otra manera en esta iniciativa", dijo a Télam Carlos Caputo, director del programa.
Bastones, sillas de ruedas, sillas posturales, andadores, elementos que les permiten a las personas ponerse de pie y, en los últimos meses, aros magnéticos para que las personas hipoacúsicas puedan oír en lugares donde se dictan clases o conferencias son algunos de los dispositivos que fabrican los estudiantes.
"Una de las novedades -explicó entusiasmado Daniel Castelo, coordinador del programa en Corrientes- es que no sólo se van a beneficiar los chicos de las escuelas especiales, sino también se van a dotar de estos elementos a las escuelas comunes".
En este sentido, explicó que "con la instalación de aros magnéticos en las escuelas comunes se va a poder lograr la integración de los chicos hipoacúsicos, junto a otros elementos que ayudarán a mejorar la accesibilidad de las personas con discapacidad".
Además del INTI también está incluida en la iniciativa la Comisión Nacional para la Integración de Personas con Discapacidad (Conaidis) y, con el propósito de lograr acercar a los chicos especiales a sus derechos, el INADI se sumará a la iniciativa.
Eduardo Aragundi, subsecretario de Planeamiento Educativo del Ministerio de Educación, destacó en diálogo con Télam que la idea "nació con un tibio acercamiento de las escuelas técnicas y ahora vamos por la segunda etapa del plan, en la que nos proponemos expandirnos a más escuelas y centros de formación profesional con una mayor inversión"
"En este programa hay otro valor además del fomento de la solidaridad en los chicos y que conozcan la problemática que viven las personas con discapacidad, es el de estar en aquellos lugares donde el mercado no llega", puntualizó el funcionario.
El funcionario académico explicó que "los chicos que reciben estos dispositivos no están en condiciones de solventarlos por sus propios medios" y consideró que "cuando un alumno le entrega un bastón a alguien que lo necesita, recién ahí aprende por qué está estudiando en una escuela técnica pública".
No obstante, Aragundi puntualizó que este programa "debe estar inserto en el marco de un proyecto pedagógico, porque no se persigue utilizar a la escuela como si fuera una fábrica, porque el motor de este proyecto es acercar la escuela a su propia comunidad y la participación de los alumnos en una idea de aplicación inmediata en su comunidad".
Caputo destacó que la demanda en materia de discapacidad "es muy grande, los chicos en las escuelas técnicas y los adultos en los centros de formación profesional trabajan con caños, soldaduras y demás elementos que deben ser muy precisos, porque un error de cálculo puede ser contraproducente para el discapacitado".
"En muchas escuelas ni se conocía la temática de la discapacidad y para los alumnos que participan del programa es toda una experiencia ir y entregarlo a la persona que lo necesita", sostuvo.
Además de las escuelas especiales, también reciben elementos fabricados por alumnos los centros de salud y organizaciones sin fines de lucro que trabajan con personas discapacitadas.
Aragundi afirmó que para expandir aún más esta iniciativa se prevé que el INTI adquiera los insumos necesarios para luego repartirlos en las escuelas.
"Con esto nos evitamos que sea la propia la escuela la que compre los elementos y que muchas veces no consigue en su comunidad y, además, abaratamos los costos, dado que el INTI comprará en forma masiva la materia prima", explicó Aragundi.
Fuente: Télam