Es autor, entre otros libros, de Crítica de la felicidad, Pensar la libertad, Esa dulce certidumbre de lo peor, Nunca más solo: el fenómeno del móvil, Pasiones tristes. Sufrimiento psíquico y crisis social y La fabricación de la información".
Esta es la conversación que sostuvo con Télam desde París.
T: - Contame de la propuesta del libro.
B: - La propuesta que me permitió desarrollar lo que creo es cierta concepción de la historia; cuando se habla de ´los grandes hombres´, de lo que se habla, en realidad, no es de la persona sino de lo que incluye a la persona al interior de un movimiento más amplio, múltiple y conflictual. Si tengo que escribir sobre Darwin, por ejemplo, no me interesa escribir sobre la esposa de Darwin o alguna otra idiotez ´psicologista´. ¿Por qué razón? Porque Darwin es un movimiento de ruptura histórica y epistemológica que incluye al señor Charles Darwin.
T: - ¿Y en el caso de Guevara?
B: - En ese caso, creo que tenemos que intentar tener una visión menos personal, subjetiva, maniquea, idólatra de la historia, y ver que Guevara es el nombre de un proceso donde él fue clave, pero el guevarismo no fue seguir los pasos del Che como los de un gurú sino caminar, más o menos, por las sendas que despejó. Yo traté de demostrar cómo para hablar del Che no hay que hablar de marcas de camisetas, de mausoleos en Cuba o peor todavía, de partidos comunistas (que lo odiaban y que ahora lo reivindican). Hay que hablar de un fenómeno muy potente que -desde mi punto de vista- como fenómeno, sigue actuando en los nuevos movimientos.
"El proceso que inaugura Guevara es libertario, antiautoritario, se levanta no sólo contra el imperialismo estadounidense sino también contra la bipartición del mundo establecida por la guerra fría."T: - Guevara es el nombre de cierta cosa libertaria, ¿no?
B: - El proceso que inaugura Guevara es libertario, antiautoritario, se levanta no sólo contra el imperialismo estadounidense sino también contra la bipartición del mundo establecida por la guerra fría. Lo que hace es transgresor, desafía al comunismo soviético, internacional, que decía que no había que levantarse en ese momento porque había leyes de la historia (que sólo ellos conocían). El Che autoriza la urgencia de una revuelta, y por eso el guevarismo comprende sectores que el comunismo no contempla (la contracultura, el indigenismo, el feminismo, cierto anarco-hippismo), toda una serie de colectivos contestatarios que más tarde se identificarán con el mayo francés, Herbert Marcuse, Wilhelm Reich, experiencias libertarias muy diferentes a la que representaba Fidel Castro.
T: - ¿Conocías de la reunión entre Castro y (Yuri) Andropov meses antes del asesinato de Guevara?
B: - Bueno, a mí me parece que hay que ser muy ciego para no ver que si Monje, el secretario general del PC boliviano, le quita apoyo al Che, y hace fracasar el proyecto (no el proyecto de un loquito con quince locos más en la selva), algo no encaja. El proyecto era el Che en la sierra, Monje en el centro del país y los mineros -que estaban de acuerdo- en el oeste. Monje rompe el acuerdo, hace fracasar el plan y pone en peligro la vida de Guevara. Entonces, no puedo creer que estos soldados-robot que eran los dirigentes comunistas de los partidos periféricos hayan actuado por su cuenta. Efectivamente, creo que hay una suerte de complicidad, al menos implícita, en dejar solo al Che. Es imposible pensar que Fidel y Andropov no estuvieran al tanto de lo que hacía Monje porque él, como los dirigentes comunistas argentinos, no hacía nada por su cuenta.
T: - Debray ¿no hace las veces de chivo expiatorio?
B: - Debray representa una parte de la juventud europea que piensa en el Che y en la revolución como la posibilidad de salir de la bipartición y se mete ahí adentro con toda su alma. Yo lo conozco mucho y sé que tenía (tiene) el defecto de sus cualidades. Era un joven brillante, que se ofreció como pluma y teórico. Y está ese debate -si Debray habló o no habló- que creo no es importante. Supongamos que Debray hubiera hablado, cosa que no creo. Bien: históricamente, eso es mínimo si se lo compara con la actitud del comunismo internacional.
Fuente: Télam