Los chicos no eran muchos, es cierto, pero tampoco eran pocos considerando la ciudad. La realidad es que la “movida” nocturna del sábado proponía una nueva forma de divertirse: bailar, compartir y disfrutar, pero sin alcohol. El horario de apertura fue de 22 a 3 de la madrugada, cumplido a rajatablas.
Ahora bien, con este nuevo y original proyecto salieron a la luz aspectos interesantes que van más allá del número, que sirven para tener en cuenta y, por qué no, corregirlos. Primero: La soledad con la que se manejan los chicos de entre 13 a 18 años, especialmente las mujeres, al menos en el 90% de los casos.
Segundo: Esto significa que los papás, en su mayoría, les dan permiso pero no se toman el tiempo de llevarlos y luego ir a buscarlos, salvo muy pocas excepciones.
Tercero: Frente a esto surgen varios interrogantes: si los mayores pregonamos una diversión sana yo, papá, ¿estoy absolutamente seguro de qué hace mi hijo cuando sale de la puerta de mi casa?, ¿con quién vuelve a casa?, ¿con qué necesidad me arriesgo a que mi hija/o de 14 años se desplace solo por la calle en plena madrugada donde la actividad es intensa?, ¿tengo la plena seguridad de que mi hijo fue efectivamente a un boliche para menores?, ¿estoy seguro de que cuando la disco termine, a las tres de la madrugada, regresará a casa o se quedará en algún “negocio” a comprar alcohol?, ¿la solución es no dejarlo salir o, como papá, perder unos minutos en llevarlo y buscarlo?
Cuarto: Otro detalle fue que hasta casi las doce de la noche había chicos en las plazas “indecisos” de las propuestas comerciales bailables de la noche y cuando uno terminó primero, casi todos se fueron al otro.
{adr}El proyecto de bailar sin necesidad de consumir alcohol, indefectiblemente en el contexto que este se desarrolló, sirvió para testear la interrelación de grandes y chicos, por un lado, y quedó la sensación de que Frías debe dar un paso importante hacia la madurez cultural, si nuestro objetivo es cuidar a nuestros chicos sin coartarles la libertad de descubrir la vida nocturna, sus encantos y sus riesgos.
La modalidad de boliche sin alcohol no sólo implica no venderles este tipo de bebidas a los menores, sino evitar todo tipo de contacto, visual y real. Por ejemplo no exhibir en las barras las botellas de licores o carteles publicitarios de este tipo dentro de los locales.
La intención del empresario que impulsa este proyecto será trabajar con los delegados de las escuelas que realicen beneficios para sus viajes de estudios concesionando la venta de tragos, sin alcohol, durante el funcionamiento de la disco, con mayores responsables.
Fuente/ elliberal.com.ar
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Por: Fiio el 11-05-2009 a las 14:54