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Jueves 24 de Abril de 2025
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Edición conmemorativa de "El espía que surgió del frío"

La novela El espía que surgió del frío, del escritor inglés John Le Carre, se publica a 50 años de su aparición en una edición conmemorativa que recuerda -con prólogo del autor- el éxito que tuvo al renovar la ficción de espionaje con un argumento considerado verdadero por la mayoría de sus lectores.
"Escribí El espía que surgió del frío a los treinta años, bajo una intensa tensión personal que no compartía con nadie y en una privacidad extrema", cuenta en el prólogo el autor, John Le Carre, al recordar sus cinco años como agente del servicio de inteligencia de su país, disfrazado de diplomático en la embajada británica de Bonn, tras lo cual sólo se dedicó a escribir.

El libro, ahora publicado por Penguin Random House en su colección de bolsillo, había recibido el visto bueno del British Foreign Office para el que trabajaba el escritor, por considerarlo "pura ficción", sin riesgos para la seguridad, una impresión no avalada por la prensa internacional que decidió verlo como "auténtico", además de "un revelador Mensaje del Otro Lado".

Semejante percepción hizo que este título de Le Carré, -antes había publicado un par de novelas con seudónimo- ascendiera rápidamente a la lista de los libros más vendidos y allí se instaló por mucho tiempo.

El asombro de Le Carre entonces -tenía 30 años- dio pie a "cierta rabia impotente"; "comprendí que ya para siempre se me catalogaría de espía convertido en escritor, y no de escritor que, al igual que docenas de los de su especie, había pasado un tiempo por el mundo secreto y luego había escrito sobre el tema".

"Pasados cincuenta años, no relaciono ese libro con nada que me haya ocurrido jamás a mí, salvo por un mudo encuentro en el aeropuerto de Londres cuando un hombre de mediana edad con cierto aire de militar, muy consumido, que vestía una gabardina manchada, plantó en la barra un puñado de monedas extranjeras de distintos países, y con un cerrado acento irlandés, pidió tanto whisky como pudiera pagarse con aquellos. En ese momento nació Alec Leamas", cuenta.

Se trata del célebre personaje de la novela, un viejo agente británico que se mueve en una trama de traiciones, que tienen lugar en un escenario -a principios de la década de los 60- donde "yo observé esa situación principalmente desde los confines de la embajada británica en Bonn, y sólo muy rara vez en toda su crudeza".

"Pero vi la evolución del Muro -recuerda-, cómo pasó del alambre de espino al cemento; vi levantarse las murallas de la Guerra Fría sobre las cenizas todavía tibias de la guerra caliente. Y no percibí transición entre una guerra y la otra, porque en el mundo secreto apenas la hubo", apunta.

Para los sectores más recalcitrantes del Este y el Oeste, "la Segunda Guerra Mundial fue una distracción. Una vez terminada, pudieron proseguir con la guerra real, que se había iniciado con la revolución bolchevique en 1917, y había continuado bajo distintas banderas y disfraces desde entonces", argumenta el escritor.

Leamas no es un personaje tipo James Bond, sino alguien común, expuesto a un mundo corrosivo del que no se sale indemne de las sombras. Responsable en el pasado de la inteligencia en la Alemania Oriental, el veterano espía recibe una nueva misión tras el telón de acero que pronto se revelará como una trampa mortal.

Con un ritmo acompasado, Le Carré teje sus tramas con los datos imprescindibles, pero sin dejar hilos sueltos, recreando el imaginario del espía, habituado a moverse como una pieza de ajedrez hasta llegar a un final inesperado e intenso.

¿Cómo resistió esta novela el paso del tiempo? Quizás en la certera exposición del autor de circunstancias políticas precisas, de las ideologías aún vigentes, en permanente cambio para adaptarse a las nuevas realidades.

"El mérito de la novela -o su delito, según se mira- no fue su autenticidad, sino su verosimilitud. Resultó que ese mal sueño lo compartía mucha gente en el mundo, dado que planteaba la misma pregunta que nos hacemos cincuenta años después: ¿Hasta dónde podemos llegar en la legítima defensa de nuestros valores occidentales, sin abandonarlos en el camino?", se interroga Le Carre.

"¿Qué he aprendido en los últimos cincuenta años? Ahora que me paro a pensarlo, no mucho. Sólo que el sentido moral del mundo secreto se parece mucho al nuestro", remata el autor de El sastre de Panamá, El jardinero fiel, El Topo y Un traidor entre los nuestros, entre otras novelas.

Fuente: Télam

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