Uno de los logros de esta novela de Tabita Peralta -nació en Buenos Aires en 1949 y vive en Europa desde 1970- es el modo en que se mueve en la trama, ubicándose como un personaje más contado en tercera persona, desdoblando con destreza al narrador-testigo: "Tabita, no te vayas por las ramas, concéntrate en la historia tal como fue".
Tabita reúne fragmentos de un entorno familiar que ha ya servido de base a numerosos libros y documentales (entre éstos un trabajo aún en proceso de edición, "Junta Papeles", con dirección de Federico Randazzo, donde participa la misma Tabita), en el intento de retratar no sólo las figuras de su madre "Piri" y del poeta Lugones, sino de una extensa galería de personajes; desde el comisario "Polo" Lugones -su abuelo-, a la amante oculta del poeta, Emilia Cadelago.
La autora de Cuervos de la memoria habla con Télam acerca de su libro comenzando por el título;
Télam: ¿Quiénes son esos cuervos "picoteando en el recuerdo"?
Tabita Peralta: De pronto empezaron a aparecer muchos libros sobre la historia de mi familia y siempre había algún error fundamental en cada uno. En un viaje a Argentina en 2008, me di cuenta de que los sobrevivientes de la generación de mis padres contaban la historia como les convenía. La historia la escriben los sobrevivientes. En esta novela decidí contar mi versión y mis recuerdos.
T: ¿Te costó escribir este libro siendo uno de los protagonistas?, ¿a qué distancia se coloca un narrador que a la vez es testigo?
P: No me costó. Yo creé unos personajes y la novela, originalmente estaba escrita en tercera persona y con nombres ficticios, pero la editorial me pidió que los nombres fueran los reales. Los cambié y cuando me llegó el primer ejemplar publicado me sorprendió mucho que una de las protagonistas se llamara Tabita. La historia de mi familia no me hace sufrir. Casi diría que todo lo contrario: soy muy feliz por formar parte de esa historia.
T: En la galería de personajes del libro se recorta muy por encima la figura de tu madre, Susana "Piri" Lugones ¿suscribís la frase que "nadie hubiera podido contar a ´Piri´ entera"?
P: Si, creo que en realidad, y a pesar de los muchos libros que se han escrito sobre ella, nadie la puede contar entera. Quizás uno de los más objetivos sea Pirí, de Analía García y Marcela Fernández, que recogió testimonios de mucha gente que la había conocido. Yo la cuento como la conocí y la viví hasta mis veinte años. Luego no la vi más.
Me quedaron muchas cartas de ocho largos años. Pero como el libro no es una biografía ni un testimonio sino una novela, yo imagino al personaje Pirí, mi madre, a través de mi propia vida de mujer y la relanzo al mundo, novelísticamente, como supongo que hubiera sido.
T: Cuáles de estas cualidades ciñen su temperamento: lúcida, tierna, arrogante, soberbia, trabajadora, melancólica, valiente…
P: Casi todas. Era inteligente, había estudiado mucho, era culta y desde pequeña estuvo abierta al mundo, a otros mundos. Era libre, hizo siempre lo que le dio la gana, aunque a veces tuvo que hacer, como todos, trabajos que quizás no quería, pero había que ganar dinero. ¿Era tierna? Sí, con nosotros, sus hijos, pero también dura para hacernos crecer. Y tuvo muchos amigos.
Soberbia, podría discutirse, creo que arrogante la define mejor. ¿Trabajadora? Mucho. Melancólica, quizás, en sus momentos bajos. Valiente, por supuesto y también lúcida e intensa. Añadiría por su historia, sus penas, las muertes y violencias que sufrió a lo largo de su vida, que también era una persona herida.
T: Tus retratos parecen ir en dirección contraria al de una "Piri" heroína, rescatando su humanidad e incluso sus contradicciones…
P: Yo la "invento" en la novela como la madre maravillosa que fue, la madre siempre compleja que todos tenemos con sus contradicciones que la hacían fascinante, múltiple. Y por supuesto, una Pirí (insisto, mi madre) militante, activista, activa en la militancia, que no conocí más que por cartas, con la distancia que eso supone.
T: En tu libro rescatás a Carlos Peralta, tu padre, algo relegado en otros trabajos publicados sobre los "Lugones", y que participó en destacados hechos culturales de la época, como la creación de la revista Tía Vicenta y el guión de la película Pajarito Gómez...
P: Mi padre es algo especial. Un escritor, un intelectual, un humorista, un tipo muy politizado. Hoy, con esta fama que se ha ganado Pirí en los últimos años, él aparece en un segundo plano. Pero la persona "famosa" en aquel Buenos Aires era mi padre. Pirí estaba detrás: descubría manuscritos, se ocupaba de reunir gente, de publicar a quien no había publicado antes.
Por otra parte, mi padre me quiso, a pesar de irse de casa cuando yo tenía nueve años. Nos volvimos a recuperar cuando yo tenía veintitrés años y hasta mis cincuenta tuve cerca y lejos, siempre, a una persona que marcó el camino del tipo de hombres, del hombre que una quiere encontrar en la vida. Yo lo encontré. Siempre tenía respuestas, lo sabía casi todo, tenía una gracia y una pedagogía especial para explicarlo todo. Creo que las mujeres, si son amadas por sus padres, pueden enfrentar la vida con tranquilidad.
Fuente: Télam