La mayor pérdida entre especies locales es la de cipreses. En un panorama ennegrecido también se perdieron pinos de varias especies, como el oregon, murruyana, ponderosa e insigna.
No obstante, el ingeniero agrónomo advierte que “en un incendio no sólo se queman bosques y arbustos. También se queman sus nutrientes, las hierbas y todas las sustancias aglutinantes que lo vuelven fértil”. En ese sentido, señala que “para volver a ver un bosque de un metro de altura pasarán al menos entre 10 y 15 años”.
Paradójicamente, en un paraíso desolado, a partir de la extinción total del incendio, se generarán puestos de trabajo en la deforestación, que consiste en la extracción de los árboles quemado para que los aserraderos den cuenta de lo aprovechable. (Telam)