Las autoridades desean información sobre el tamaño de la población, que se calcula en más de 1.300 millones de personas.
También se esperan más datos sobre el envejecimiento de la sociedad, la cantidad de niños y los migrantes.
Sin embargo, en la población hay resistencia contra el primer censo en diez años, que en medio del creciente bienestar en China también es percibido como intromisión en la vida privada.
Debido a la política de un niño por familia, muchos infantes no son inscritos para evitar sanciones. Muchas familias son parte de los 200 millones de migrantes internos que temen un mayor control de las autoridades.
El censo cuesta 700 millones de yuanes (75 millones de euros/97 millones de dólares). El gobierno asegura que los datos respetarán la confidencialidad. Los resultados se esperan para abril del próximo año.(Telam)
