La experiencia fue buena porque el productor nunca había tenido la posibilidad de llegar a tener esta clase de animales, de genética, en su rodeo. Para el pequeño productor es imposible llegar por sí solo. La inyección de genética para el pequeño productor fue tremenda. Este Plan Toro para mí fue un éxito porque se está viendo ahora sus frutos, que son los terneros que se están sacando. A estos terneros ahora se les da otro valor, tiene otro interés por parte de los compradores. Ya no es el ternero criollo que antes nos despreciaban”, apuntó este beneficiario del plan.
“Los compradores nos tiraban abajo el precio. Ahora es totalmente distinto. El pequeño productor ya pone el precio a su mercadería porque ya está produciendo otra cosa. Todo esto a raíz del Plan Toro, que fue el puntapié. Yo creo que es el puntapié para que se mejore la sangre de las vacas nuestras. Aparte, no tan sólo se benefició el que recibió el toro, sino que a veces por compartir campos, otros productores se benefician por tener el reproductor ahí a mano”.
“Más ganas de seguir trabajando y mejorando”
Por su parte, Renzo Rojas, pequeño ganadero oriundo de la localidad de Anjuli (ubicada en Ancasti, pero que pertenece a la zona productiva de Icaño, La Paz) indicó que “la experiencia fue muy buena porque cada vez estamos mejorando más las crías con esta genética. Hasta ahora vamos muy bien y esperamos seguir progresando cada vez más. Mis terneros ahora tienen seis meses. El manejo que les hacemos a estos animales es totalmente distinto a los anteriores: son más delicados, hay que ‘llamarles la atención’ pero lo bueno es que son toros que no vienen tan refinados y se adaptan enseguida a la zona. Sabemos que no es lo mismo tener un toro de la región que un animal de éstos”.
Al respecto, Rojas recordó que desde el gobierno les dieron “capacitaciones para hacer todo el manejo de los animales, que la mayoría de los productores la hizo. Fue muy bueno”. “Tener animales de este tipo nos da más ganas de seguir trabajando y mejorando cada día”, agregó.
Consultado acerca de cuál es el principal beneficio que ve de esta intervención del Estado en la actividad ganadera, el productor apuntó a la comercialización. “Un ternero que antes tardaría un año y medio en dar el peso, con esta nueva genética demora sólo un año. Se lo vende antes”, destacó.