A través de 56 años de militancia, se destacan "las cuantiosas defensas de los presos políticos, sociales y gremiales. Su combate a las dictaduras que asolaron nuestro país, en especial la última, que se empeñó en denunciar y perseguir a los responsables civiles y militares".
"Nos queda también su trabajo a partir de la decisión política de Néstor Kirchner, primero, y de Cristina Fernández, después, de convertir en políticas de Estado los reclamos del movimiento de DDHH, encabezado por las Madres de Plaza de Mayo", continúa el documento al recordar que "logró colocar las políticas de DDHH como símbolo del proyecto de transformación del país con el inmenso reconocimiento internacional".
También se lo reconoce por "haber reencarnado como nadie el pensamiento de John William Cooke" y por "haber hecho suyo el juramento de Ortega Peña, de que la sangre derramada no sería negociada", al referirse al ex diputado asesinado en 1974 por la Triple A.
El documento revaloriza su "compromiso individual y cotidiano" para llevar adelante "el proyecto colectivo de cambio político, social y económico, profundizando lo realizado".
Fuente: Télam