Mediante engaños le había dicho que "tenía secuestrado a un empleado suyo", quien en realidad, ignorante de la maniobra, estaba haciendo trámites para el comercio.
Pese a que una de las condiciones exigidas por el "secuestrador" para no matar al empleado era que no se hiciera la denuncia policial, el empresario la concretó en la comisaría actuante, porque en el ínterin el supuesto secuestrado se comunicó por teléfono con el negocio, de manera que se descubrió que estaba trabajando normalmente y no había sido víctima de ningún delito. (Télam)