Mariano Ortega confirmó que en los días previos al hecho habló por teléfono con Daniel Vilte Laxi para consultarle si conocía a alguien que vendiera un arma.
Vilte Laxi asintió y lo puso en contacto con una persona de apellido Rivadera, hijo de un ex patrón, quien tenía intención de vender un arma.
La operación no se hizo porque a Ortega le pareció caro el precio solicitado.
Por esa razon, el propietario del arma, según declaró Vilte Laxi ante el juez, le sugirió que la ofreciera a quien quisiera comprarla para "ganarse unos pesos".
El acusado ofreció el arma a dos personas de apellido Tejada y Laguna: Una de ellas fue la que alertó a la policía que Vilte Laxi estaba queriendo vender un arma, y esa fue la pista que vinculó al acusado con el crimen de las turistas.
Hasta ahora, Vilte Laxi negó rotundamente haber participado en el doble asesinato, pese a que otro de los acusados, Gustavo Lasi, lo sitúa en la escena del crimen como uno de los que violó y disparó contra las infortunadas mujeres.
Marcelo Arancibia, abogado defensor de Vilte Laxi, informó a DyN que también declaró un ex detenido de apellido Ochoa, quien confirmó en un careo con su defendido que, efectivamente, había presenciado una reunión enla Alcaidíadonde se encuentran alojados entre su cliente y Gustavo Lasi.
Vilte Laxi había declarado ante el juez que en esa reunión, realizada en la celda de uno de ellos, Lasi le había dicho que lo involucraba "porque se lo había pedidola Brigada".
Ochoa dijo haber visto la reunión, pero no pudo escuchar el contenido de la conversación.
Lasi había negado haber mantenido ese encuentro con Vilte Laxi, y también haber expuesto esa versión de los hechos. Ambos detalles, segun Arancibia, "ratifican los dichos de mi
defendido, quien además no registra análisis positivos de adn con las muestras extraidas de los cuerpos".
Cassandre Bouvier y Houra Momni fueron asesinadas entre 13 y 14 días antes de que sus cuerpos fueran hallados, el pasado 29 de julio, en la cima de un paseo de montaña enla Quebradade San Lorenzo.
Sus cuerpos presentaban varios disparos y signos de haber sido golpeadas y torturadas antes de morir, además de ser violadas.
Pese a haber dictado el auto de procesamiento y habiéndose presentado las respectivas apelaciones de todos los involucrados en el hecho, el juez Martìn Pérez, aún no elevó el expediente ala Cámarade Acusación porque sigue tomando medidas de pruebas como los testimonios mencionados.
"El juez podría cambiar su propio auto de procesamiento si considera que hay pruebas suficientes para hacerlo", ratificó Arancibia a esta agencia. infobae.com