Todo pasó ayer, en un tribunal de la localidad riojana de Chepes. Marcelo Paiva Bolado, quien está siendo juzgado como presunto autor de los abusos sexuales cometidos contra dos mujeres, había aceptado declarar ante los magistrados. Comenzó su relato sin problemas, pero poco después, a raíz de un gesto suyo, tuvo que interrumpirlo. ¿Qué hizo? Metió su mano en uno de sus bolsillos y extrajo un cigarrillo para fumar, cuando en la sala estaba expresamente prohibido hacerlo.
La sorpresa de todos los presentes fue aún mayor cuando constataron que lo que tenía en sus manos no era un cigarrillo cualquiera, sino un porro.
El fiscal de la Cámara de Chepes, Julián de la Colina, contó que Bolado no llegó a encenderlo. "Solamente sacó el cigarrillo", contó.
A raíz de esta situación, Bolado reconoció que tenía problemas con las drogas desde pequeño y que era adicto a la cocaína y a la marihuana. Fue entonces cuando los jueces resolvieron suspender la audiencia y pidieron que un psiquiatra determine si estaba en condiciones de ser juzgado.
Mientras tanto, se inició un sumario en el ámbito de la justicia federal y de la policía provincial para establecer si los guardias de la prisión en la que Bolado se encuentra detenido desde hace más de 6 meses tuvieron algo que ver con el hecho.
En este sentido, el jefe de la comisaría de Chepes, Daniel Molina, tuvo dar explicaciones sobre el origen de la marihuana. Dijo que el detenido es requisado "todos los días" y deslindó cualquier responsabilidad de los efectivos en la tenencia de droga por parte del imputado.(Clarín)
Fuente: Diario Panorama