Dos agentes que estaban en la guardia la hicieron pasar y trataron de tranquilizarla. La menor apenas podía hablar; sin embargo, alcanzó a decir que había podido huir de su casa gracias a unos vecinos, y que ya no podía soportar otra golpiza. Sin secarse las lágrimas, les mostró a los policías unos moretones que tenía en los brazos y cerca de las costillas.
De pronto, por la puerta de la comisaría entraron la madre y el tío de la adolescente. Estaban furiosos, y cuando vieron a A. trataron de llevársela por la fuerza, informó el oficial ayudante Damián Camurri, a cargo de la guardia de la comisaría. "Nosotros tratamos de apaciguar la situación, pero el individuo comenzó a actuar de forma violenta. En determinado momento, le dio un golpe de puño en el rostro al agente Carlos Núñez que lo tiró de espaldas. En el acto, nosotros lo redujimos", afirmó el oficial.
La madre de A. no se quedó quieta, indica la versión oficial. "Ella comenzó a forcejear con el personal, y eso obligó la intervención de dos de nuestras empleadas policiales. Pero la mujer también reaccionó de forma agresiva, y rasguñó y lesionó en los brazos a la agente Gladys Lera", destacó el oficial.
Entre los gritos y las amenazas, ambos fueron esposados. "¿Cómo le vamos a pegar? ¡Nunca hicimos algo así!", aseguraba la mamá de la jovencita.
Sin embargo, durante la requisa, encontraron algo que los estremeció: un cable trenzado color blanco, idéntico al que había descripto la víctima, y que aparentemente era utilizado como látigo por su madre.
La mujer, de 34 años, y su hermano, de 28, quedaron a disposición de la fiscala Juana Francisca Juárez, del Centro Judicial Concepción. Los aprehendidos fueron llevados a un centro asistencial para que se los revisara, al igual que la adolescente y los policías heridos.
La causa fue caratulada en la comisaría como atentado, resistencia a la autoridad, y lesiones. Está previsto que los sospechosos den su versión en las próximas horas, al igual que las tres víctimas del caso.
Por otra parte, según fuentes cercanas a la pesquisa, se aguarda que desde la Justicia ordenen una serie de informes para determinar qué ocurría en la casa de A. "Al parecer, la menor ya tenía intenciones de hacer la denuncia con anterioridad", indicaron los pesquisas.
Además, el relato de los vecinos será clave, y quedará reflejado en el informe socioambiental que se está realizando.
Sin compañía
La jovencita quedó a cargo de la Defensoría de Menores. Como ella vivía solamente con su madre y su tío, no hay nadie que pueda acompañarla por el momento, indicaron fuentes de la comisaría. Incluso, la puerta de entrada de la casa quedó con llave; por eso, cuando la llevaron para que buscara ropa para cambiarse y otras cosas, A. tuvo que entrar por una ventana. "La única que podía encargarse de su cuidado era una tía, pero lamentablemente ahora está en Buenos Aires. Por eso, estamos esperando que la Justicia dicte los pasos a seguir", indicó una fuente.
Hasta ahora, la posibilidad más firme era que una mujer policía la acompañara durante esta madrugada para que durmiera en su casa, hasta tanto se resuelva la situación. Por el momento, la menor se encuentra con personal de la comisaría, bajo la supervisión del comisario Juan Carlos Flores y del oficial principal Néstor Lastra Lescano.
Fuente: lagaceta.com.ar
