Esa pesadilla se originó el domingo último, después que se levantara de dormir la siesta en su precaria casilla de la calle Solis este prolongación, en el barrio Independencia.
Hacía unos pocos minutos que la familia quedó recostada, aunque, como si fuera una premonición, la mujer se despertó sobresaltada.
Su angustia fue mayor al descubrir que Adrián no estaba con ellos.
En el acto observó que la puerta del hogar se hallaba entreabierta, lo cual daba a entender que su niño consiguió quitar los cables que se usaban para asegurar la entrada de la humilde vivienda.
Inmediatamente, la mujer tomó una bicicleta y salió sin rumbo fijo.
A cuanta persona se le cruzaba, les preguntaba si no vieron a su hijo.
“Es pequeño, delgado, moreno. Anda con un shorcito negro”, señalaba su madre.
En contados instantes, la alarma se propagó entre los vecinos.
Entonces, no faltó alguien que avisó a la policía antes que la mujer decidiera ir a la Comisaría Séptima.
De este modo, el personal de esa dependencia se desplegó por la zona, en forma urgente, con el apoyo de sus camaradas de la Seccional Tercera.
Después, con el paso de los minutos, convergieron más patrulleros, entre ellos del Comando Radioeléctrico, el Escuadrón Táctico Motorizado, la Policía Montada y hasta de la Sección Canes.
Los operativos se extendieron por cada rincón del barrio Independencia y zonas aledañas.
Horas más tarde, cuando la preocupación era generalizada, el subjefe de la seccional Séptima, subcomisario Ramón Fernando Jiménez, decidió reunirse frente a los vecinos de la mujer y los convocó a sumarse al rastrillaje.
Fue así que se sumaron casi medio centenar de personas, tanto hombres y mujeres, especialmente muchos jóvenes, que buscaron a Adrián hasta cerca de las dos de la madrugada de ayer, cuando gran parte de ellos retornaron a sus hogares.
Mientras tanto, a la madrugada, alrededor de 30 policías siguieron con el operativo, pero sin resultado alguno.
La búsqueda cobró impulso ayer, a las seis de la mañana, donde el subjefe de la Unidad Regional 1, comisario mayor Luis Talavera, ordenó la presencia del grueso de las dependencias policiales de la capital santiagueña. Entre los convocados se encontró personal de la Policía Montada y del Grupo Especial de Rescate (GER).
Los seguimientos terrestres -por montes y riberas del Dulce- continuaron hasta al mediodía.
En ese horario, los efectivos del GER volvieron a su base y se equiparon para la búsqueda por el agua.
Momentos después, salieron en una lancha y controlaron cada lugar del río Dulce hasta las 14.30, cuando fueron testigos del trágico final de Adrián: en dirección al Pasaje San Esteban del barrio Reconquista -unos 400 metros al norte de la calle Solís- los buzos hallaron al niño flotando, boca abajo.
Inmediatamente lo retiraron del lugar y lo llevaron a la orilla capitalina, donde quedó hasta el arribo de las autoridades judiciales y policiales.
Se hizo presente el juez y el fiscal del Crimen de Tercera Nominación, Darío Alarcón y Oscar Zanni. También concurrió el médico forense, Armando Meossi, quien habría diagnosticado que la muerte se produjo por asfixia por inmersión.
De todos modos, el magistrado ordenó el traslado del cuerpo a la morgue del Hospital Independencia para que se le realizase la autopsia.
Fuente/ elliberal.com.ar
