Ambos señalaron que el crimen se cometió en el descampado donde fue encontrado el cuerpo, el 30 de octubre del 2006, aunque aclararon que el cadáver fue arrastrado unos metros hacia el monte.
Según indicaron, a unos tres metros del cuerpo, se observó un gran charco de sangre que indicaría el lugar preciso del crimen. Según creen, la idea era ocultarlo mas hacia adentro del monte, e incluso el Dr. Romero dijo que ese arrastre fue a los pocos minutos de la muerte.
Según los forenses, la data de la muerte era de “por lo menos seis días”, en base al estado en que fue hallada la víctima, pero Romero fue mucho mas preciso, al señalar que el deceso de Rocío se produjo “desde el momento de su desaparición”.
Al ser consultados sobre un surco en el cuello, explicaron que ello se debió a que el cuerpo se hinchó con el transcurso de los días, y la corbata del uniforme ocasionó esa marca, pero descartaron que se trate de un ahorcamiento.
De Alzaá y Romero, ratificaron la hipótesis de que Rocío recibió un golpe en el rostro que la dejó semi consciente, y que en esas condiciones le asestaron el puntazo mortal.
Cuando se les consultó acerca de cómo pudo haber sido la secuencia del hecho, ambos dijeron que el agresor le dio un golpe en el rostro, probablemente de puño, y con la víctima tendida boca arriba, aplicó el puntazo que le causó la muerte.
Los dos médicos también fueron concluyentes en que Rocío Ubilla fue víctima de un atentado al pudor.
Aunque no se pudo establecer que la joven haya sido violada, los indicios muestran que la joven fue atacada sexualmente antes de morir.
Carlos Romero consideró que el autor pudo haberla golpeado en el rostro, luego habría cometido el delito sexual, y finalmente le asestó el puntazo mortal, que le causó la muerte en 3 o 4 minutos.
Ambos rechazaron de plano la versión de que las prendas hayan sido desgarradas por animales.
Por un lado recordaron que la camisa estaba abierta y con algunos botones de menos, el corpiño estaba bajado hasta el abdomen, el pantalón estaba colocado en una sola pierna, y la bombacha cortada en uno de los costados.