Sin embargo, algunos analistas miran con desconfianza a la nueva cúpula comunista de siete miembros nombrada esta semana durante el XVIII congreso del PCCH, integrada por cuatro conservadores que responden al liderazgo del ex presidente Jiang Zemin.
Xi, de 59 años, un hombre del tronco de Zemin -cuya solicitud para afiliarse al PCCH fue rechazada nueve veces, a raíz de los problemas políticos que tenía su padre con los maoístas- asumirá en marzo como nuevo presidente de China por diez años.
Consciente de que la brecha social entre ricos y pobres se está profundizando en China, Xi prometió combatir la corrupción.
"Hay muchos problemas urgentes, que deben ser resueltos, como es la corrupción, aceptar los sobornos y gobernar de espaldas al pueblo", afirmó.
De todos modos, el nuevo líder chino -que representa a la quinta generacion de dirigentes comunistas de la revolución emprendida por Mao Tse-tung en el siglo pasado- no explicó cómo hará para dar más libertad a sus ciudadanos que manifiestan sus problemas a través de Internet y de las redes sociales.
"Las tres llaves elementales de la fórmula del crecimiento defendidas por Den Xiaping -mano de obra barata, capital barato y demanda de exportaciones vigorosas- ya no son lo que eran cuando los salarios suben, el capital alcanza más expansión y el desarrollo de los mercados son más lento", afirmó Jonathan Fenby.
"El sector privado, que hizo mucho para impulsar el crecimiento en 1980, es exprimido por las poderosas empresas estatales", dijo el analista, en una nota publicada el miércoles en el diario The New York Times.
China, la segunda economía del mundo, con posibilidades de convertirse en la primera potencia en 2016, muestra algunos signos de que su crecimiento se está deteriorando, mientras aumenta la delincuencia, la corrupción en altos niveles de gobierno, mientras un grupo reducido de jerarcas del PCCH ha amasado una considerable riqueza, según informes de prensa.
Junto con la desaceleración de la economía -que tuvo un Producto Interno Bruto (PBI) de 9,2% en 2009, un 10,4% en 2010 y un 9,2 en 2011- Xi enfrentará los conflictos que Benjing tiene por unas islas con Japón y otros vecinos del sudeste asiático.
Después de recibir en marzo el gobierno del saliente presidente Hu Jintao, Xi deberá hacer frente -además- a la controversia por el Tibet (una región budista liderada por el Dalai Lama que reclama su independencia) y otros problemas relacionados con la ecología.
Todo el Congreso del PCCH se realizó bajo la sombra del escándalo que afectó al influyente dirigente Bo Xilai -que estaba en condiciones de entrar al comité partidario-, expulsado luego de que un colaborador revelara que su esposa estuvo implicada en el asesinato de un empresario británico.
El caso Xilai sacudió las entrañas del régimen, mostrando que la corrupción está enquistada en las altas esferas del gobierno chino, lo que sin duda contribuye a minar la confianza entre los ciudadanos del país.
A diferencia de otras épocas conflictivas de China -como las protestas que fueron reprimidas en la plaza Tiananmen en 1989, que dejaron centenares de muertos-, los chinos parecen hoy reclamar cambios en el país sin cuestionar el sistema de gobierno.
Los cambios -en caso de que haya modificaciones en China- se realizarán lentamente, mientras el diario del Pueblo, órgano del PCCH, ha llamado la "recuperación de la civilización china", con un liderazgo fuerte ejercido por Xi, quien está casado con la popular cantante Pen Liyuan.
Seguramente, las decisiones que adopte Xi (cuya familia tiene una fortuna de más de 300 millones de euros, según un informe de la agencia norteamericana Bloomberg) repercutirán mucho más allá de China.
Fuente: Télam