"Generalmente, los tiburones muerden la mitad de la foca en su primer intento, luego regresan y toman la mitad restante", relató el fotógrafo. Narró que la escena duró unos segundos. El gigante consiguió tener al pequeño animal entre sus fauces pero aprovechó una mala mordida para saltar de un lado a otro y zafar. La batalla duró cuatro minutos y la afortunada protagonista consiguió salvarse con sólo unos rasguños.
"Resultó increíble ver a la foca utilizando los dientes del gran tiburón blanco para impulsarse y saltar al agua, mientras el hambriento escualo intentaba una segunda mordida", declaró Fallows.