Buenos Aires, 27 de junio (Télam, por Hernán Dearriba).- Las consecuencias de la crisis asiática de 1997 enterraron el consenso del pensamiento único que consideraba a los controles de capitales casi como una herejía económica y llevaron al propio Fondo Monetario Internacional (FMI) a aceptar las restricciones para los flujos de corto plazo, como un instrumento correcto para evitar corridas monetarias o cambiarias.
El decreto que firmó el presidente Néstor Kirchner para restringir el libre flujo de los capitales de corto plazo, que ahora deberán ser registrados en el Banco Central y tendrán que permanecer en el país 180 días corridos; se inscribe precisamente dentro de los parámetros que el FMI considera aceptables.