Y como incontrastable paradigma de esta tendencia ahí anda el conductor de Independiente, Américo Rubén Gallego, acosado, descalificado y atribulado porque las seis primeras fechas del Torneo Clausura arrojaron el exiguo acopio de dos puntos.
Pareciera, pero más que parecer es un hecho, que la anteúltima posición es vivida no ya como un humillación transitoria, susceptible de ser desplazada a fuerza de bravura y destrezas, sino como la estación terminal de no se sabe qué fatalidad, como un inexorable apocalipsis. (Télam)