A grandes trazos, las primeras conclusiones remiten a los conocidos inoperantes de siempre: la batalla pudo haber sido ser evitada, primero desde la AFA (fijando horarios adecuados) y después por el propio personal policial dispuesto en la ruta 9, pero, por enésima vez, los dirigentes no dirigieron y losservidores no sirvieron. (Télam).-